Informe

Conclusiones por línea prioritaria

4.1.1 LÍNEA 1.

Mercados para las tecnologías avanzadas de fabricación con vistas a una producción limpia

El objetivo de esta línea prioritaria de la Política Industrial europea es lograr unos procesos altamente eficientes en cuanto al uso de la energía y los materiales, mediante tecnologías de reciclaje o recuperación, entre otras. Afecta a cualquier industria, de cualquier tamaño, con lo que el papel de las pymes puede ser importante en el futuro. Además, las asociaciones industriales y los clústeres regionales deben posicionarse en las Asociaciones Público Privadas (PPP), ya que, de lo contrario, individualmente la industria española encontrará pocas oportunidades de representación internacional. Además, la CE anima a los Estados Miembros y a las Regiones a que tengan esta línea prioritaria dentro de sus estrategias de especialización inteligente (RIS3).

Al tratarse de tecnologías auxiliares, su desarrollo es importante no sólo por la oportunidad de negocio que genera, sino porque además mejorará la competitividad de las industrias a las que le son de aplicación. En este sentido, la gran industria juega un papel importante como “tractora” de la industria auxiliar en toda la cadena de valor, implicándola bajo los mismos parámetros de sostenibilidad y tecnologías limpias.

Hasta hace pocos años, las multinacionales se instalaban en España buscando bajos costes de producción. Sin embargo, la globalización, la deslocalización y el compromiso con la sostenibilidad y el medio ambiente actuales sitúan a la industria española en una posición comprometida: por un lado, los costes no son más baratos que en otros lugares, y, por otro, la adaptación tecnológica a nuevos productos y procesos de fabricación implica una cultura empresarial de innovación que es deficitaria en algunos casos. España debe intentar ofrecer a la gran industria tecnológica el mejor marco posible para desarrollar su actividad si pretende evitar la deslocalización. La industria auxiliar debe ser capaz de diversificar su mercado y abrirse al exterior, dotándose de las capacidades tecnológicas adecuadas y pasando antes por fases de modernización industrial, que exigen un apoyo público de importancia.

En lo que respecta a Andalucía, si bien la situación es similar desde un punto de vista general, hay una particularidad importante y es que existen dos sectores que podrían ser “tractores” de este tipo de tecnologías limpias: el Aeronáutico y el de las Energías Renovables. Esto supone una oportunidad para todo el tejido proveedor de ambos sectores, en su mayoría compuesto por pymes.

En lo que a la capacidad científica se refiere, tal y como se justifica en detalle en el anexo B.1., destacan dentro de esta línea las áreas de robótica y automatización industrial, ya que son las que poseen mejores indicadores de capacidad científica. En general, los indicadores científicos están en unos niveles intermedios, destacando las publicaciones y formación de grado, además de las patentes en el área concreta de automatización industrial. Por el contrario, el nº de grupos PAIDI y la creación de spin-offs es relativamente bajo en esta línea.

A modo de representación gráfica, para una visión general, se incluye el siguiente gráfico, realizado bajo la hipótesis de que todos los indicadores analizados tuvieran el mismo peso e importancia, en el que se presenta el % agregado de todos los indicadores sobre el total de Andalucía para cada área de negocio.

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4.1.2 LÍNEA 2.

Mercados para las tecnologías facilitadoras esenciales

La CE define las Tecnologías Facilitadoras Esenciales (TFE) como aquellas tecnologías con un uso intensivo de conocimiento que están asociadas a una elevada intensidad de I+D, unos ciclos rápidos de innovación, un gasto elevado de capital y una mano de obra muy cualificada.

Se trata de tecnologías que requieren para su implantación del uso de cadenas de producción piloto y proyectos de demostración, con lo que implican conjuntamente a diferentes elementos de la cadena de valor. Por ello, sólo mediante ambiciosos proyectos de demostración y prueba de concepto, se puede favorecer la comercialización de las TFE. Otro aspecto de relevancia es que la innovación en estas tecnologías debe ser impulsada desde la demanda de productos y servicios, en lo que Europa por su tamaño de mercado, puede tomar un papel relevante, y no tanto desde los avances científico - técnicos.

En el caso español, se considera que existe un mayor desfase entre el desarrollo de tecnología y la industria en relación a otros países europeos. Por ello, es mucho más importante para nuestro país mantener las inversiones en la adopción y la difusión de nuevas tecnologías. Una de las razones de esta falta de liderazgo se deriva de que los productos basados en las TFE requieren de unas inversiones muy elevadas. Habría por tanto que reforzar programas como el de contratación pública - precomercial, las medidas fiscales específicas o la creación de instrumentos eficaces de formación.

Si bien España no cuenta en este momento con una fuerte industria en el desarrollo de las TFE, salvo en el ámbito de la biotecnología industrial, sí cuenta con una relevante industria
de fabricación en los principales sectores de aplicación de las TFE, como son automoción, alimentación, química, electrónica, textiles, energía, medio ambiente, farmacia, construcción, industria aeroespacial, telecomunicaciones, iluminación, tecnologías médicas, defensa y componentes y sistemas ópticos. La situación es sensiblemente distinta para la biotecnología industrial, donde España está bien posicionada debido fundamentalmente a la actividad de la industria bioenergética.

A nivel regional, Andalucía posee capacidad de liderazgo tecnológico en biotecnología industrial, fundamentada en la excelencia tecnológica en ingeniería genética, bioprocesos y cultivo/selección de microorganismos de un alto porcentaje de empresas del sector. Sin embargo, el factor crítico es contar con la apuesta por la biotecnología industrial de empresas tractoras
–potenciales usuarias del sector agroindustrial y/o energético principalmente–. Las empresas biotecnológicas podrían identificar dicha apuesta como elemento de crecimiento y competitividad, ya que son estas empresas tractoras las que pueden abordar las fases de escalado de demostración en planta piloto.

Por otra parte, Andalucía no puede considerarse una región con capacidad de liderazgo industrial en el ámbito de la micro-nano electrónica. Sin embargo, sí cuenta con centros de generación de conocimiento de cierta relevancia. En cuanto al ámbito de la fotónica y los nanomateriales, el liderazgo español se encuentra en otras regiones y Andalucía, si bien incorpora algunas empresas relevantes, no cuenta con una masa crítica de empresas en estas áreas.

Desde el punto de vista científico, cabe destacar que España cuenta con 32 instituciones de investigación y 45 empresas soportadas por una organización nacional con sede en la provincia de Barcelona y un clúster regional radicado en Valencia.

En lo que a producción científica andaluza se refiere, del conjunto de áreas de negocio que constituyen la línea 2 de la Política Industrial, el área de biotecnología industrial es la que ofrece mayor capacidad científica, probablemente debido a su carácter transversal.

Como se puede observar en la gráfica, la suma de los indicadores utilizados en el presente informe, muestra que las áreas de biotecnología industrial y nanomateriales aportan una capacidad científica más sólida que las otras 3 áreas.

Publicaciones científicas y formación son los indicadores mejor representados en esta línea. Además, las patentes son significativas en el área de nanomateriales. Sin embargo, en general, el indicador de creación de spin-offs y nº de grupos PAIDI es bajo.

A modo de representación gráfica, para una visión general, se incluye el siguiente gráfico, realizado bajo la hipótesis de que todos los indicadores analizados tuvieran el mismo peso e importancia, en el que se presenta el % agregado de todos los indicadores sobre el total de Andalucía para cada área de negocio.

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4.1.3 LÍNEA 3.

Mercados de bioproductos

El mercado de bioproductos es el de sustancias químicas o biomateriales que se obtienen mediante procesos biológicos (biotecnología industrial) utilizando materia prima biomásica. Como se menciona en la Comunicación de la CE, este mercado tiene el potencial para generar una nueva bioindustria en Europa y aporta ventajas de ecosostenibilidad. Asimismo, su potencial de generación de riqueza y empleo es considerable. Como factores propulsores de este mercado, la CE menciona dos objetivos que se comparten plenamente en este informe: el desarrollo del entorno normativo y actualización de la reglamentación y el impulso de la inversión del sector privado para el abordaje de retos tecnológicos concretos.

El reto tecnológico del escalado de la producción de bioproductos bajo un modelo de biorrefinerías requerirá capital humano altamente cualificado y capacidades tecnológicas de primer nivel. Si se quiere obtener el máximo de un sistema productivo basado en biorrefinerías, el desarrollo de clústeres tecnológicos y de alianzas estratégicas intersectoriales y/o transnacionales puede ser la vía óptima. Esta estrategia es la que se está consolidando en países como Bélgica, Holanda, Alemania y Francia.

Esta nueva bioindustria puede valorarse en el orden de billones de euros a consecuencia de la fabricación de importantes productos químicos como materias primas químicas, bioplásticos, biolubricantes, biosolventes, biotensioactivos, etc. La industria española es consciente de la enorme oportunidad que supone esta nueva bioindustria y está comenzando a implementar estrategias de conversión hacia nuevos modelos de negocio y así proveerse de biotecnologías propias, promover alianzas estratégicas y establecer un plan de desarrollo científico- tecnológico y estratégico que las capacite para la implantación de biorrefinerías. Sin embargo, el grado de coordinación y colaboración entre empresas para lograr este objetivo es todavía escaso.

En Andalucía, habría que destacar que existe una industria energética referente en energías renovables, que además está asumiendo un papel activo en la transición hacia bioindustrias/biorrefinerías en el marco de la “Biobased Economy” europea del Horizonte 2020. La comunidad autónoma andaluza posee también un sector agroindustrial muy fuerte, extendido en el territorio y proveedor de biomasa, que está iniciando el camino de la innovación, en algunos casos, a través de la valorización de subproductos agroindustriales. Además, Andalucía destaca por ser la región más bioemprendedora a nivel nacional por tercer año consecutivo, según la patronal ASEBIO (3.11) [2].

En cuanto a la capacidad científica, el conjunto de áreas de la línea 3 de la Política Industrial presenta unas capacidades científicas bastante homogéneas y sensiblemente superiores a otras líneas, tanto en datos absolutos como en porcentajes relativos, con un 7% del total de grupos PAIDI trabajando en esta área y una producción científica del 14% sobre el total nacional (2.016 publicaciones de las 14.378 de toda España), el 10% de las patentes de toda España (27 de 269 en España) y 36 spin-offs creadas en esta área (el 14% del total de las spin-offs andaluzas). Son datos que presentan a un sector razonablemente bien posicionado desde el punto de vista de capacidad científica.

El área de biocombustibles está ligeramente más consolidada, sobre todo en términos de formación universitaria, mientras que el área de bioprocesos destaca por la oferta de másteres. Al analizar las distintas áreas de negocio de esta línea, se considera que en su conjunto dispone de capacidades científicas con un gran potencial de desarrollo.

A modo de representación gráfica, para una visión general, se incluye la siguiente figura, realizada bajo la hipótesis de que todos los indicadores analizados tuvieran el mismo peso e importancia, en la que se presenta el % agregado de todos los indicadores sobre el total de Andalucía para cada área de negocio.

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4.1.4 LÍNEA 4.

Política industrial sostenible, construcción y materias primas

Los segmentos industriales europeos a los que se hace referencia directa en este apartado del documento de la CE son el sector de la construcción, el sector de fabricantes de bienes de equipo y artículos de hogar, el sector de la gestión de residuos y el sector de suministro de materias primas no energéticas ni agrícolas, sino minería principalmente. Se trata de sectores industriales muy amplios y con características muy diferenciadas a escala europea, si bien el hilo conductor general es el concepto de sostenibilidad ambiental de todo el desarrollo de las industrias referenciadas.

De las líneas prioritarias de actuación señaladas en el documento de la CE, ésta es probablemente la que, hoy en día, afecta a un mayor número de empleos directos en España, y en Andalucía. Por tanto, a corto y medio plazo, deben coordinarse esfuerzos entre Empresa y Administración para que el aumento de competitividad de los sectores industriales españoles y andaluces mencionados (construcción, muebles, gestión de residuos y extracción de materias primas no energéticas o agrícolas, principalmente) pase obligatoriamente por una concepción holística de la sostenibilidad de su actividad y para que se impulse la innovación en tecnologías y desarrollos que aumenten su valor añadido a escala europea e internacional.

En el sector de la construcción, la estructura de la industria en España es similar a la europea, caracterizada por una gran fragmentación y por una escasa integración de la cadena de valor, así como por una especialización técnica muy reducida de la mano de obra y con una tecnificación muy escasa en sus procesos de producción. Su peso en la economía española sigue siendo muy importante, aunque es sin duda el área que más ha sufrido la crisis económica de los últimos años, con una fuerte destrucción de empleo a partir de una caída muy importante de la demanda. Como nota positiva, puede identificarse un grupo de empresas, reducido pero muy destacado, con una cifra de negocios muy importante y presente en multitud de mercados europeos e internacionales. Así, las principales iniciativas a escala europea de innovación en sostenibilidad en la edificación han contado con un peso empresarial español relevante, aunque es cierto que normalmente más como integradores y validadores de tecnología que como desarrolladores de la misma.

En lo que respecta a Andalucía, son necesarias ciertas matizaciones. En primer lugar, en la región el sector de la construcción sigue teniendo un peso muy importante en la economía, alcanzando una contribución superior al 12% del PIB regional y suponiendo más del 7,5% del empleo, según el Informe Económico de Andalucía de 2011 (4.10). En términos de PIB, supone un 15% del total español. En Andalucía se encuentran tres fuertes concentraciones empresariales relacionadas con materias primas y bienes para el sector de la construcción (subsector residencial principalmente).

El análisis del conjunto de indicadores de capacidades científicas para la línea 4 demuestra que Andalucía presenta capacidades científicas relevantes en general en toda la línea prioritaria, destacando el área de negocio de materias primas y reciclaje de residuos. Esta prevalencia se debe principalmente a los elevados valores relativos que presenta esta área para los parámetros de publicación científica (a pesar de los pocos grupos de investigación relacionados con esta área) y del número de egresados.

Estas dos áreas presentan un alto potencial de producción científica. Sin embargo, a pesar de disponer de un elevado potencial humano, tanto en número de investigadores como de egresados, tienen que afrontar todavía el reto que implica la transferencia de resultados al tejido económico, según sugiere el número de patentes analizado en el presente estudio.

A modo de representación gráfica, para una visión general, se incluye el siguiente gráfico, realizado bajo la hipótesis de que todos los indicadores analizados tuvieran el mismo peso e importancia, en el que se presenta el % agregado de todos los indicadores sobre el total de Andalucía para cada área de negocio.

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4.1.5 LÍNEA 5.

Vehículos y buques limpios

La CE plantea en esta línea prioritaria el concepto global de una movilidad sostenible en Europa, es decir, tendiendo a sistemas de propulsión que utilicen combustibles alternativos. Se espera que los vehículos eléctricos e híbridos enchufables representen aproximadamente el 7% del mercado en 2020. El sector del transporte por carretera es el más grande en este sistema, en términos económicos y también en cuanto a potencial innovador. Por ello, la Comisión Europea habla sobre todo de los automóviles, aunque menciona de manera muy breve también a los buques, y no menciona de manera directa otros medios de transporte como el ferroviario y el aéreo.

Se trata de un sector en el que la aportación de las Administraciones es fundamental para facilitar la transición al vehículo eléctrico. La situación actual de la industria está lo suficientemente madura como para acometer este desafío y para que se sienten unas bases sólidas que permitan que España ocupe un lugar destacado dentro de la estrategia de especialización inteligente de Europa (al menos, en el caso del vehículo eléctrico).

El transporte representa el 60% del consumo de petróleo y el 26% de todas las emisiones de CO2, por lo que la dimensión ecológica y la eficiencia del transporte y la movilidad es un imperativo para alcanzar nuestros objetivos climáticos, reduciendo la dependencia de los mercados de la energía externa y un mayor rendimiento de la economía europea. Representa el 15,1% del valor añadido total de la UE y el 12,3% del empleo. Se encuentra al borde de una nueva era de “movilidad inteligente”, en la que la infraestructura, medios de transporte, viajeros y mercancías estarán cada vez más interconectados para lograr optimizar la movilidad puerta a puerta, incrementar la seguridad, minimizar impacto ambiental y necesariamente operar con unos costes de producción sensiblemente menores.

La industria del automóvil es claramente un referente en España, al igual que lo es en toda Europa. Nuestro país es el octavo productor mundial de vehículos y el tercero de Europa. La exportación de vehículos y de sus componentes es el 22% del total de las exportaciones de España, supone alrededor del 5% del PIB y el 9% del empleo directo e indirecto.

En el caso de Andalucía, la industria de automoción está en declive, con casos como los de Santana Motor y Delphi. Sólo se localizan algunas empresas en temas concretos como puede ser el de la climatización. Sin embargo, en Andalucía, en el ámbito ferroviario cabe destacar la fuerte apuesta por la alta velocidad en general y por el anillo ferroviario de ADIF en Antequera, en particular. Existe un núcleo muy importante de empresas alrededor de esta infraestructura, con perspectivas de negocio muy interesantes.

Respecto a la capacidad científica andaluza, es especialmente llamativo cómo las publicaciones son el gran referente en esta línea. La mayor parte de los esfuerzos científicos están enfocados hacia las publicaciones, siendo el resto de indicares relativamente bajos o incluso muy bajos como es el caso de creación de spin-offs.

Las áreas de negocio de combustibles alternativos y baterías de vehículos parecen destacar en el conjunto de la línea 5, si se considera la suma de los indicadores de capacidad científica estudiados anteriormente y relativizados a nivel nacional.

A modo de representación gráfica, para una visión general, se incluye el siguiente gráfico, realizado bajo la hipótesis de que todos los indicadores analizados tuvieran el mismo peso e importancia, en el que se presenta el % agregado de todos los indicadores sobre el total de Andalucía para cada área de negocio.

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4.1.6 LÍNEA 6.

Redes Inteligentes

Las redes inteligentes, consideradas como una línea prioritaria en la Comunicación de la CE (0.1), son redes eléctricas mejoradas con sistemas de comunicación bidireccional, que incorporan sistemas de gestión, medición y equilibrado. Estos sistemas permiten integrar el comportamiento y las acciones de los usuarios conectados –proveedores de energía eléctrica, consumidores y agentes que realizan ambas funciones– con el objetivo de lograr un sistema eléctrico más eficiente y de mayor calidad. Uno de los retos y objetivos principales de esta línea pasa por una integración adecuada de las fuentes energéticas renovables en la red, por aumentar la eficiencia energética y por poder dar respuesta a nuevas demandas eléctricas que llegarán a tener un alto grado de penetración en el futuro, como es la carga de vehículos eléctricos. En términos económicos, la inversión en redes se estima en torno a 60.000 M€ hasta 2020 y 480.000 M€ hasta 2035, lo cual significa un gran esfuerzo a realizar durante los próximos años y da idea de la repercusión económica que tendrá en Europa.

Durante los últimos años, las compañías eléctricas españolas (Iberdrola, Endesa, Gas Natural Fenosa, etc.) han realizado inversiones considerables con objeto de tener un mayor conocimiento de lo que está sucediendo en la red eléctrica. Esto ha contribuido a que, en la actualidad, las compañías españolas se encuentren bien posicionadas a nivel internacional con relación a aspectos de monitorización de la red, entre otros.

Respecto al sector industrial de las energías renovables, España es un sector con gran prestigio internacional, dinámico, innovador y de alto valor añadido que puede convertir el sector renovable en una industria estratégica en términos de desarrollo económico y seguridad energética para España. Conseguir que la contribución de las energías renovables al mix energético aumente de forma significativa es beneficioso para España, ya que reduce la dependencia energética y mejora la balanza comercial, reduce las emisiones de gases de efecto invernadero. Además, al ser líderes las empresas españolas en varias tecnologías (como la solar termoeléctrica o la eólica) permite la exportación de tecnología y la consolidación de la marca España gracias a su capacidad de penetración en los mercados internacionales.

A nivel industrial, en Andalucía destacan varias empresas en energías renovables, líderes mundiales y con capacidad para posicionar a la región en una situación de competitividad importante. Además, Andalucía cuenta con varios proyectos de demostración de redes inteligentes, como el de “Smartcity”. Para las empresas andaluzas, se presenta una muy buena oportunidad en este ámbito debido tanto al potencial técnico demostrado en la materia, como a la importancia estratégica que puede desempeñar la región gracias a su situación geográfica, a los elevados recursos energéticos renovables disponibles y a la existencia de elevado conocimiento científico-tecnológico.

Respecto a la producción científica andaluza en esta línea, se evidencia una capacidad reducida en el conjunto de las 6 áreas de negocio que la constituyen.

Son pocos los grupos de investigación especializados en esta línea (el 1,1% del total de grupos PAIDI andaluces). A consecuencia, el número de publicaciones y de patentes es limitado. Cabe destacar una representación aceptable de los OPI andaluces en el panorama nacional en cuanto a patentes relacionadas con el área de negocio de distribución eléctrica.

Al realizar una lectura de los resultados por área de negocio, se observa que el área de Smartgrid presenta un índice total de capacidad más alto que las demás áreas de negocio.

En conclusión, se puede indicar que las capacidades científicas andaluzas relacionadas con la línea 6 de la Política Industrial, son todavía reducidas, sobre todo en producción científica y transferencia de la misma hacía el ámbito empresarial. No obstante, la homogeneidad de la oferta formativa y relativa solidez que presenta permite pensar que existe un potencial de desarrollo las capacidades científicas en este ámbito temático.

A modo de representación gráfica, para una visión general, se incluye el siguiente gráfico, realizado bajo la hipótesis de que todos los indicadores analizados tuvieran el mismo peso e importancia, en el que se presenta el % agregado de todos los indicadores sobre el total de Andalucía para cada área de negocio.

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